"Últimamente los días y las noches se parecen demasiado, si algo aprendí en esta ciudad es que: no hay garantías, nadie te regala nada. Todo podía terminar terriblemente mal...pero este caso había que resolverlo". (Cerati, 2006) Todo es lo mismo últimamente, el asco y la rabia inundan todo, qué importa si la negligencia de la autoridad abate al joven luchador, qué interesa si asesinos de la dictadura siguen atormentando el recuerdo de miles de familias, para qué preocuparse por todas las mujeres que no pueden caminar por la calle solas en la noche sin tener miedo, para qué si las cosas no cambian, si todo sigue y sigue igual, la gente te presiona, te obliga, te empuja a la infelicidad, te tira de un barranco a una caída sin final, quedamos en ese estado intermedio, en el limbo, en la nada, congelados en el tiempo mientras los demás siguen, con sus vidas, con sus mentiras, con su trabajo, con sus relaciones tóxicas, cubriendo a descarados criminales que atentan contra el auto concepto, abusadores del que no tiene voz, “para qué” -me pregunto- si todo esto no tiene un sentido real, otra pelea y otra reconciliación con eso que nos ata, al final, qué otra cosa puedo hacer? qué otra cosa puedo hacer?, nada más, puedo gritar la injusticia, puedo hacer ver lo mal que está, puedo llorar, pelear, patalear, romperme el pecho de ganas de cambiar, pero volveré, a ti, a tu patria que tanto me llama, que me odia y me daña, vuelvo para no quedarme e irme y luego volver otra vez, qué otra cosa puedo hacer?
Si, otro crimen quedará sin resolver.
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