sábado, 2 de mayo de 2020

nota al pie de pagina 01.

Hace tiempo que me planteo escribir como una forma de comprender el mundo, han pasado muchos años, más de los que me gusta admitir, desde que seguía mi correr de la consciencia y entregaba mis opiniones a un lector desconocido o desconocida, será que dejé atrás mi pasado de akward o será que algo de la semi libertad entregada por la adultez temprana me ha forzado a vivir mi mundo externo en mayor medida...
Sea lo que sea me llegó un momento de iluminación y comenzó a darse un río de ideas, como si la llave del baño se hubiese quedado corriendo y me molestara en medio de la noche.
Yapo. Sipo. Voy.
Y qué chucha escribo?
ah ya se...
Era solo una niña pequeña cuando entre las cortinas verde agua de la habitación llegaban los rayos de luz propios de la mañana, yacía en una bañera plástica de color fucsia repleta de agua tibia y con shampoo neutro en todo mi cabello, sentía que aquel momento era una especie de regalo divino donde Dios dejaba que sus astros me cubrieran con su calor y que el frío interior del hogar se escapara de mi mente infantil para centrarme en los juguetes de goma que mi madre tiernamente había elegido. 
Mi madre, una mujer tierna y de pensamiento simple, fácil de entender, soñaba desde siempre con una hija que le alegrara la existencia y en quien desplegar sus mayores sueños para entregarle herramientas que forjaran a una mujer fuerte.
Mi mamá. La madre. La mujer.
No mejor no, cada vez que recuerdo a mi mamá termino llorando y con la sensación de haber fracasado en todo lo posible dentro de mis pocas décadas en esta tierra.
mamá es buena, si, ella es buena.
Tengo una historia mejor.
Caminábamos juntos en las frías tardes de invierno, había adoptado la costumbre de pasar mis tiempos libres en los espacios comunes de la universidad, mi hogar era un cúmulo de distracciones y sensaciones desesperantes, esperaba que algún compañero se quedara trabajando después de clases o tener la excusa del estudio para un certamen y así poder pasar la mayor cantidad de horas del día dentro de la sala de estar. De esta forma quien quisiera encontrarme ya sabría donde estaría y el joven  que rondaba mis pensamientos aprovechaba esta ventaja para darme algunos minutos de su compañía con la excusa de rellenar su taza de té o derechamente acompañarme en el camino hasta mi casa.
Nuestra dinámica era sencilla, yo iría a la sala de estar con mis compañeros luego de mis clases, conversaríamos por media hora, saldríamos por un cigarro o dos, alguno de ellos comenzaría su retirada y así le seguirían los demás. Al quedar sola dentro de la sala, me pondría los audífonos y sacaría mi agenda de pensamientos para completar algunas páginas, él entraría con sus amigos a sentarse en los sillones, me miraría sin saludar y yo le miraría a él, conversarían por un par de minutos hasta que decidiera acercarse a mi mesa.
"Buena, como estas?" - me diría él, mientras me quito los audífonos y no le quito la mirada.
"Hola, bien gracias y tú?" - respondería yo.
Así daríamos inicio a un baile de frases pintorescas entre colegas, comentarios inofensivos sobre el día, la carga universitaria o alguna recomendación que uno le hacía al otro, luego uno de los dos pondría sobre la mesa la posibilidad de caminar hacia la entrada de la universidad para seguir con tal estimulante conversación y de esta manera, sin causar malos entendidos en los que nos observaban, caminaríamos uno al lado del otro, mirándonos con complicidad y esperanza de que todo resultara.
Al alejarnos de la universidad tomaría mi mano de manera tímida, con su mano amplia y masculina acariciaría la mía que, enlazada a la suya, se sentiría pequeña y femenina, me sonreiría como si fuese el hombre más afortunado del mundo por tenerme y yo sonreiría por el hecho de que alguien pensará de esa manera de mi. Nos besaríamos cada ciertas cuadras, se sonrojaría con facilidad y no le importaría el tiempo que le pidiera pasar conmigo, era algo glorioso.
Lindas mentiras que nos decimos, parece que fuese ayer que recorría calles esperando no llegar nunca.
Era buen cabro, no te lo voy a negar, pero tan aburrido.
¿Qué hace a alguien interesante?
Para su servidora la pregunta le hace querer explotar.
En un momento alguien es maravilloso, lo mejor que te había pasado en el mundo, estas super feliz esperando la hora de ir a verlo, te dice que eres más hermosa, graciosa, libre e interesante que cualquier mujer que haya conocido, el sexo es estupendo porque él es bueno y calladito.
Y así de golpe y porrazo se acaba.
¿Porqué si es tan rico se debe acabar?
Luego todo es distinto, que te tome la mano es sofocante, que te bese se siente como si estuvieses inflando globos y pa que hablar de otras cosas.
Pero lo raro es que todo se siente culpa de ellos, se vuelven dependientes, parecen niños buscando una mamá que los críe, que les de cariño y les diga para donde ir.
Y a mi qué me interesa lo que quieras?
ya eso sonó re mal...
Me refiero que a mi persona, mujer de feminidad explotada, usurpada en su momento y ahora recuperada en empoderamiento, no me interesa un cabro chico que ya bien peludo me viene a reclamar un afecto celoso de primogénito no destetado, una vez le dije al Ariel que lo que más me molestaba de su persona era lo sumisa que me volvía por sus necesidades y es que, a veces una se toma las atribuciones maternales solo por consumirse al weon por completo, cuando te hace sentir bien eso si, y es ese el problema que cuando todo es miel sobre hojuelas no te das cuenta de las cagás que te estas mandando.
Eres invensible, piernas largas, tonificadas y depiladas, el rostro limpio y maquillado, si la perfección todopoderosa de las ninfas griegas pudiese tomar una forma humana te elegiría a ti por sobre todas y a la hora de entregarte en el acto de la pasión (diría mi abuela) lo das todo y más, porque así se siente el comienzo. Entonces empiezas a idealizarte a ti misma, como muchos hombres lo han hecho antes, te cuentas la historia de que eres una mina fuerte pero que tiene su lado tierno y es tarea del otro encontrarlo, así cuando en la noche eres la reina del baile en la cama, para la mañana, eres quien lo besa y le trae un desayuno americano.
Ya para este punto amiga mía te tengo que decir que no tienes vuelta atrás, primero es quedarte en su cama, luego te pregunta para donde saldrás, cosa que antes condenabas en los demás y ahora te encanta de sobremanera, después empieza a pedirte favores sencillos, que si le puedes hacer un cariñito o un café en la mañana, le das en el gusto porque tú eres magnifica y él te premiará diciendo que nunca en su vida alguna mujer le ha tratado así. Al final se te hace costumbre incluso si el hombre en cuestión no dice nada.
y ahora es cuando el sexo se deja de lado para darle paso al amorsh...
Si, al amorsh, porque esa wea no es enamoramiento real o el amor de tu vida.
Lo que quieres es volver a sentirte bien al lado de un otro que te diga lo perfecta, preciosa y deseable que eres, porque al final no importa si es alto, bajo, gordo, flaco, blanco o moreno, si el sexo es estupendo y te mira como la diosa inalcanzable que tú eres, el flechazo es máximo.
estas quedando como la callampa...
Bueno a lo que quiero llegar es que esa historia es totalmente inventada por mi lado más hormonal, es un recuerdo de momentos maniacos antes de caer en la rutina de haber elegido a un tipo con problemas maternos, faltos de afecto familiar y que no entiende el concepto de reciprocidad.
qué otra cosa cuento, qué otra cosa cuento, qué otra cosa cuento...
Una vez tía me dijo que lo peor que puedes hacer es equivocarte en la vida teniendo que acarrear a un hijo, esa era la sentencia de muerte a tus planes y sueños, no importaba lo bien que ibas en la vida, si te preñaban era sinónimo de marchitarse. 
Para madre era un requisito de ser parte de una secta secreta a la cual solo quienes habían traído vida al mundo pertenecen, donde comenzabas a entender las dificultades de la vida y, por lo tanto, se te construía un pedestal para que tu figura fuese admirada por las generaciones venideras.
el amor de madre se consigue siguiendo lo que a ella le gusta...
Mi padre comentaba que si yo no deseaba ser madre no tendría que serlo.
Y yo me pregunto, así sinceramente, quien chucha se creen estos saco de pelotas que son para elegir donde pongo o no pongo el culo?
ya, me excedí, perdón...
Pero creo tener toda la razón al exponer mi caso, soy buena hija si tengo hijos, soy mala sobrina si los tengo en el momento incorrecto, soy buena hija si decido lo que quiero, al final...
¿Quién soy?

-Catartico.

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